viernes, 17 de noviembre de 2017

Porqué pienso votar socialista, la lista de Miquel Iceta


Podría también haber titulado “porqué no pienso votar a los comunes” (que sería hoy el voto resultante de mi historia personal y del depositado en las últimas contiendas electorales, generales, autonómicas y municipales). Salvo el voto en blanco, no habría ninguna otra posibilidad por mi parte que “comunes” o socialista. Votaré previsiblemente socialista a pesar de una no muy afortunada experiencia personal con ellos en 1978-1980, pero ha llovido mucho desde entonces y los problemas de hoy tienen otros contenidos y protagonistas. 


Hoy votaría la lista que encabeza Miquel Iceta por las siguientes razones:

1.     Por el punto de partida de mi posicionamiento político a lo largo de los últimos meses, que puede resumirse en lo planteado en: https://lopezbulla.blogspot.com.es/2017/08/manifiesto-para-el-acto-del-dia-22-de.html y http://iboix.blogspot.com.es/2017/09/por-la-unidad-y-solidaridad-de-la-clase.html
2.     Porque aunque se trata de “elecciones autonómicas” y no sobre la “independencia” de Catalunya, la inercia social y política de un tan largo “procés” hace necesaria una clarificación a la que estas elecciones deberían contribuir para superar esta nefasta etapa y con ello poder abordar los problemas pendientes, los sociales en primer lugar, que pueden resumirse en que la salida a la crisis lo sea de verdad para todos. También por la profundización de la democracia en todos los órdenes, así como por la lucha contra la corrupción, la futura y la pasada: Gurtel, Púnica, los Papeles de Panamá y la Caja B del PP, junto a la del Palua, el 3% y los Papeles del Paraíso, como exponentes de una cultura política de las derechas, la española y la nacionalista catalana, aliadas en tantas ocasiones.
3.     Porque la candidatura socialista, con incrustaciones a derecha e izquierda, es la única que plantea con claridad, desde la izquierda, un NO a la independencia, es decir la síntesis de los dos conceptos, repito: 1) unidad y solidaridad de la clase trabajadora de Catalunya con la de toda España, y 2)  propuesta y lucha conjunta de todas las fuerzas de progreso de España para abordar los grandes y graves problemas pendientes, como se hizo en defensa de la República (esa sí, que no era simbólica), y como hemos hecho contra la dictadura franquista, en la conquista de las libertades y en la batalla por la construcción de la democracia conquistada.
4.     Porque, aunque no comparto plenamente las propuestas del PSC para la rediscusión del “encaje de Catalunya en España” (considero posible y deseable un “referéndum pactado”, o una “consulta políticamente vinculante”) y tampoco coincido con aspectos de los planteamientos políticos del PSOE, entiendo que los problemas planteados en el punto anterior sólo pueden abordarse hoy desde Catalunya con coherencia política y la apuesta por la unidad de las fuerzas de progreso en España. El eje para ello son hoy los socialistas.
5.     Porque la candidatura de los comunes que encabeza Xavier Domènech no da respuesta a las incoherencias, vacilaciones y golpes de efecto de esta formación política en la última etapa, entre los cuales es significativa la ruptura del pacto de gobierno municipal en Barcelona con el PSC, con su proyección hacia un posible pacto expreso o tácito en la Generalitat ERC-CatComú-CUP con ERC en la dirección, como ya se insinúa. También por su pronunciamiento por un “referéndum pactado” sin definirse sobre qué posición (SI o NO a la independencia) adoptarían los comunes en éste, así como las demasiadas abstenciones en el Parlament sin rechazar de plano las cacicadas y esperpentos del “tripartito” PDeCAT-ERC-CUP. Tampoco comparto su teoría y práctica de la democracia interna promoviendo el voto de las personas afiliadas a la vez que l@s dirigentes rehúyen su responsabilidad callando irresponsablemente su criterio, aunque a veces, como la consulta sobre el pacto de gobierno municipal, con preguntas tramposas que orientan subliminalmente la respuesta.
6.     Porque en la actual coyuntura, y salvo un vuelco espectacular no previsible tras la campaña electoral, la mejor opción de gobierno de las posibles sería PSC-CatComú-ERC, con la hegemonía de la fuerza no independentista con mayor representación. Y para pilotarlo me parece Miquel Iceta la persona más cualificada. Soy consciente de que no es nada fácil, pero la otra alternativa es seguir como en los últimos años, con el bloqueo de toda política de progreso, con el debate soberanista copando la tensión política.

Ésta es hoy mi previsión de voto, y lo será a no ser que la campaña electoral y la práctica política de esta etapa hasta las elecciones me lleven a modificarla. Luego estaré atento al uso que se haga de mi voto, consciente por otra parte de que éste no constituye más que una gota en el océano. Pero es mi gota, mi contribución a los objetivos antes señalados.

Mucho nos jugamos el 21-D. De la madurez política del pueblo de Catalunya, tantas veces manifestada, y de las organizaciones sociales y políticas progresistas catalanas, espero y deseo que las elecciones del 21-D establezcan unas bases (movilización social e instituciones autonómicas) que abran las vías de un futuro que hay que construir ya.


Me interesarán los comentarios a estos apuntes que se expongan con razonamientos, no los que supuren sectarismo. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Porque cuando se dice que para arreglar un problema político, la solución debe ser política, no creo que se trate de diálogo, diálogo y más diálogo, como pedía Ada Colau, si no de negociar, que al fin es ceder todos para llegar a un bien común que pueda interesar a todos y hasta ahora eso no es precisamente lo que ha hecho la propia Colau echando a PSC del pacto por el Ayuntamiento de Barcelona, y sí parece ser lo que ha hecho Iceta sumando a su proyecto a Espadaler. Eso para mi es política, en un panorama de malos políticos al que estamos acostumbrados; todos envueltos en la bandera de la democracia pero deseando gobernar con amplias mayorías para ejercer tranquilamente su dominio, lo cuál es lo que distingue a los fascismos, no a las democracias.