domingo, 12 de noviembre de 2017

Cuando las y los dirigentes emiten un voto secreto en lugar de dar una explicación y propuesta públicas

La noticia de esta mañana de la ruptura del acuerdo municipal de Barcelona en Comú con el PSC me ha suscitado diversas reflexiones.

Por una parte el retroceso en el gobierno de la ciudad que representa. Aunque parece que el equipo municipal y la dirección política convocantes deben pensar que “lo primero es lo primero”. Pero ello no encaja demasiado bien con la “irresponsabilidad” que Ada Colau reprochaba, por fin, el sábado a PDeCAT y ERC por su conducción del “procés”. Con esta ruptura se pone, pone el gobierno municipal, precisamente en manos de éstos, según ella (y estoy totalmente de acuerdo), “irresponsables”.

Pero por otra un fenómeno que vengo observando con preocupación en los equipos de dirección de algunas formaciones sociales y políticas. Y es que, a la vez que ejercen el “mando”, renuncian en algunas ocasiones al ejercicio de dirección. Así, ante determinados problemas, a veces los más complicados, prefieren someter la decisión al referéndum de sus afiliados sin hacer propuesta alguna al respecto. A Ada Colau se le pidió dar su opinión sobre la ruptura o no del pacto municipal, pero prefirió callar.

Quizás se trata de un problema de fondo, sobre cómo debe desarrollarse el ejercicio de dirección de las organizaciones sociales o políticas. Como corrección de la escasa democracia que justamente muchas veces se ha achacado a éstas, en ocasiones importantes se pretende trasladar la responsabilidad a las personas afiliadas.

Estoy convencido de que ciertamente hay ocasiones en las que el voto individual de todas las personas afiliadas es necesario, aunque en el gobierno diario los órganos de dirección a todos los niveles han de tomar muchas decisiones sin otra condición que su carácter colectivo, colegiado, con el que fueron elegidos. Pero cuando lo someten a referéndum interno no pueden olvidar su propia responsabilidad como órganos de dirección. Uno de ellos, considero que esencial, es dar opinión, explicar las razones de la consulta y lo que está en juego, el porqué se ha llegado a dónde se ha llegado. Y esto se olvida a veces, como ahora, sometiendo a votación la ruptura en el Ayuntamiento y ejerciendo los dirigentes sólo su derecho al voto secreto, cuando creo que su deber era hacerlo público y explicarlo. Y antes de la propia votación.
 


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