lunes, 4 de julio de 2016

A propósito del necesario análisis electoral y de las consideraciones al respecto de José Luis López Bulla y de Albert Recio

José Luis apunta en su blog (http://lopezbulla.blogspot.com.es/2016/07/el-miedo-dice-usted-anda-ya.html) una serie de consideraciones a partir de las formuladas por Albert Recio en el suyo (http://www.mientrastanto.org/boletin-148/notas/ventana-cerrada). Ambas de gran interés en mi opinión.

Porque entiendo que no se trata de un diagnóstico, y menos de unas conclusiones, sino que las considero como unos apuntes para impulsar una reflexión individual y colectiva más amplia, de conclusiones menos urgentes, pero útiles sin duda para la acción social, ésta sí más urgente e imprescindible día a día. Una reflexión y una acción que, además, podrán sin duda influir en las próximas o menos próximas contiendas electorales.

Compartiendo ambas reflexiones, me falta algo. Algo que de todas formas las dos aportaciones en cierto sentido sugieren.

Señala Albert Recio la indudable incidencia de las políticas europeas, globales, apuntando a la necesaria consideración de apuestas políticas y sus resultados, como pueden, deben, ser las de Grecia, Gran Bretaña, Austria, Portugal, … , y añade José Luis que el “sindicalismo confederal” debería aportar a esta necesaria reflexión.

Me decido a terciar en estas consideraciones, no para desarrollarlas, ni para tirar del hilo de lo que sugieren, sino para proponer otra referencia que entiendo necesaria también como punto de partida.   

Precisamente porque comparto los planteamientos de partida señalados por ambos, creo imprescindible situar el ámbito de esta reflexión, y, reitero, acción, en el marco europeo y global. Y no para recuperar el debate Stalin-Trotski (mucho ha llovido desde entonces), entiendo que cabe afirmar que no puede haber una solución plena “en un solo país”, aunque mucho puede, debe, avanzarse desde cada país.

Para una inflexión en las actuales tendencias, para la defensa del “estado de bienestar” europeo y para avanzar en la construcción de una Europa unida y democrática, para avanzar en el “trabajo decente” en el mundo (cuestiones muy ligadas, interdependientes), es imprescindible una acción social supranacional. Y el papel del sindicalismo debe ser esencial para conseguirlo. Sindicalismo nacional y sindicalismo supranacional, sindicalismo confederal y sindicalismo sectorial, CES (Confederación Europea de Sindicatos) y CSI (Confederación Sindical Internacional), Federaciones Sindicales Internacionales de Industria (industriALL Global Union), de Servicios (UNI), … 

La errónea, en mi opinión, respuesta dada a la crisis, la incapacidad para una respuesta clara, de planteamiento y de acción, al drama de los refugiados y, más allá, de las emigraciones, la anemia del sindicalismo global en la defensa de la dignidad del trabajo en el mundo, …, todo ello apunta a que la adecuada intervención sindical está por venir.

Y creo que tal iniciativa es imprescindible para la propia supervivencia del sindicalismo organizado. Intervención, propuesta, iniciativa, tanto “nacional” como “supranacional”, europea y global. Si el resultado electoral sirve para abrir los ojos a esta cuestión, ¡bienvenido sea!

Esto debería constituir también un elemento de la reflexión a partir de los resultados electorales si lo que se pretende es determinar cómo recuperar la iniciativa política y social.


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