viernes, 7 de noviembre de 2014

RSE - Intervención sindical en esta nueva etapa - Por la contractualización de la política y la práctica de la Responsabilidad Social Empresarial

La reivindicación de una intervención sindical en la práctica empresarial de Responsabilidad Social ha sido una constante desde que se convirtió en política empresarial la preocupación por la reputación de la empresa, de su marca y sus productos, por el miedo a perderla. Afirmar tal reivindicación no significa sin embargo por mi parte olvidar las también muy amplias reticencias sindicales ante esa iniciativa. Durante una etapa, a comienzos de este siglo, tales reticencias y su contestación impregnaron un debate, a veces más de palabras que de conceptos, menos del examen de concretas experiencias sindicales, y que tuvo sus ecos también en el mundo académico, alimentado por la especulación sobre la pureza de las intenciones empresariales al respecto, más allá del análisis de su ejecución por parte de las personas que las aplican con un rigor bastante desigual.

Aunque de todo ello quedan secuelas en estos momentos, entiendo que hemos entrado en una nueva etapa cuyo comienzo situaría en la tragedia de Rana Plaza, en Bangladesh, calificada justamente de “homicidio industrial”, con el  el 24 de abril de 2013 del edificio en el que se amontonaban varias fábricas textiles encima de un supermercado y que al hundirse ocasionó la muerte entre sus escombros de 1.134 trabajadores, heridas a más de 2.000 y la destrucción del puesto de trabajo de varios miles.

En pocas semanas se concluyó un acuerdo de algunas marcas mundiales de la industria de la moda con las organizaciones sindicales del mismo ámbito en la industria y los servicios, IndustriALL Global Union y UNI. Un acuerdo al que fueron adhiriéndose otras empresas multinacionales hasta alcanzar las 192[1] que hoy figuran como signatarias del mismo. Se  alcanzó también un Acuerdo constituyendo un Fondo de Solidaridad para indemnizar a las víctimas y que no ha logrado reunir más que 19,4 millones de USD (dólares de EEUU), aportados por multinacionales que compran en el país (directamente vinculadas unas a las fábricas siniestradas y otras sin tal vinculación) y algunas instituciones de gobiernos europeos, cuando se precisan unos 40 millones según cálculos basados en el Convenio 121 de la OIT.

Con todas las insuficiencias a superar de ambos acuerdos, más evidentes en el de la financiación de las indemnizaciones a las víctimas, este proceso supone una realidad absolutamente nueva y esperanzadoramente positiva en el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial, tanto por sus contenidos como por el protagonismo empresarial-sindical acordado.

En esta nueva etapa el tema de la intervención sindical ha dejado ya de ser solamente una reivindicación más o menos generalizada para convertirse en algunos casos en una experiencia evaluable de la que pueden, deben, resultar nuevas iniciativas autónomas y concertadas, tanto por parte empresarial como por parte del sindicalismo organizado. A ello voy a referirme en estas páginas.



El trabajo completo, correspondiente a mi intervención en el seminario organizado en Madrid los días 16 y 17 de octubre en el Consejo Económico y Social por la Fundaciones 1º de Mayo de CCOO y Friedrich Ebert Stiftung, y el Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, se encuentra en:

RSE - Una nueva etapa - La intervención sindical


[1] De cuya relación (bangladeshaccord.org) cabe destacar positivamente que hay 61 marcas de Alemania, 23 de Holanda y 21 de Reino Unido, y negativamente que sólo hay 4 de las numerosas marcas de la moda italiana. De las españolas hay 6, Inditex, Mango, El Corte Inglés, Mayoral, SAU y Padma Textiles, lo que indica que faltan algunas importantes.