viernes, 2 de marzo de 2012

Respuesta a José Luis López Bulla sobre las "Fusiones de Federaciones Sindicales"

Le agradezco al amigo José Luis su provocación (http://lopezbulla.blogspot.com/2012/03/esas-absurdas-fusiones-de-federaciones.html) porque aborda problemas reales, para los que podemos tener planteamientos, seguramente de interés, e incluso acertados, pero pocas soluciones.

Empezaré por afirmar que yo no sería tan contrario a posibles fusiones sindicales en el ámbito de la industria. Incluso del “auto” con el “textil”, si tenemos en cuenta la aportación de materiales textiles en el producto final del automóvil, pero, sobre todo, si consideramos los problemas de organización del trabajo, de salarios, competitividad y productividad, flexibilidad, multinacionales y sus cadenas de producción, …, que se plantean de forma cada vez más igual en todos los sectores de la actividad productiva. Sólo que ello no justifica cualquier fusión, o absorción, de estructuras sindicales con largas y diferenciadas historias, culturas sindicales, modelos de negociación colectiva, heterogéneas realidades en las estructuras industriales, … Y cuando la fusión viene empujada por necesidades de supervivencia material de alguna de tales estructuras, el resultado puede ser peor.

Acierta José Luis al señalar que no se avanza en el documento de marras en lo que debería ser un modelo de negociación colectiva europea. Es más, creo que esta carencia tiene una expresión también en algo que puede parecer lejano: el modelo de órganos de dirección.

El proyecto de resolución política del Congreso Constituyente, a celebrar en Bruselas el 16 de mayo, aborda el tema de la negociación colectiva europea solamente en el ámbito de los posibles Acuerdos Marco de empresas multinacionales. Ya es algo, porque hasta ahora solamente hemos sido capaces de establecer una coordinación de negociaciones colectivas nacionales (con expresa oposición del sindicalismo nórdico a la “negociación europea”), de posibles reivindicaciones “comunes” (y con miedo a plantear como tales el paquete de derechos básicos sindicales, con el posible “salario mínimo europeo” entre ellas), y de un diálogo social europeo que no va más allá de una interlocución sobre algunos temas sin pretensión ni posibilidades de alcanzar “acuerdos marco” sobre las relaciones laborales europeas sectoriales o generales.

Es decir, estamos aún, en un mundo aceleradamente globalizado, en la etapa de los intereses corporativos de país, fomentando de hecho el nacionalismo sindical, dificultando la acción común en torno a intereses comunes. Por ello será significativa la suerte que corra la enmienda que hemos presentado FI-CCOO y FITEQA-CCOO sobre la necesidad de establecer en cada ámbito (y uno de ellos es el europeo) movilizaciones conscientemente comunes en torno a reivindicaciones comunes en defensa de intereses también conscientemente comunes, con el objetivo de promover una negociación que de respuesta común en dicho ámbito. Y no sólo unas movilizaciones nacionales, más o menos coordinadas en algunos casos, es decir algo un poco distinto a las dispersas y heterogéneas movilizaciones que hemos vivido desde Grecia hasta Alemania y los Países Nórdicos, pasando por Portugal, Francia, Italia, España, ...

Antes comenté que ello no está del todo desligado de la constitución de los órganos de dirección. Estatutariamente se establece una composición con cuotas territoriales, y no en función de proyectos de acción sindical en torno a los intereses comunes, por lo que en realidad más que órganos de “dirección sindical” estamos configurando órganos de “coordinación”. Y estamos empujando a que cada cual busque que su región tenga más, para que su país esté presente, presuponiendo que sus propios intereses sólo están garantizados si tiene un representante directo.

Cuando he comentado que la democracia que parece a veces operar es la de “un €uro un voto” me he permitido añadir que en mi opinión el problema de éstos y otros órganos de dirección no es tanto que el Presidente y el Secretario General sean alemanes sino que éstos, en el ejercicio de sus funciones sindicales supranacionales, no se olviden que lo son.

Pronto volveré sobre temas similares en relación con el también en marcha proceso de fusión a nivel internacional.  Y luego comentaremos el desarrollo del Congreso de fusión europeo y del internacional.

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