miércoles, 21 de abril de 2010

Seminario sindical de la ICEM en Turquía con participación de FITEQA-CC.OO.

Los pasados días 15 y 16 de abril se desarrolló en Thrace, región industrial turca al Noroeste de Estambul, un seminario sindical sobre el diálogo social organizado por la Federación Sindical Internacional de la Química, la Energía y la Minería (ICEM) con los sindicatos turcos. En él participé junto con otros sindicalistas de la ICEM. Mi intervención, tras una breve referencia al sindicalismo español y la actual situación en nuestro país, estuvo esencialmente orientada a plantear las cuestiones relacionadas con el sindicalismo internacional para un sindicalismo global.

Unas notas sobre dicho seminario y las diapositivas de mi intervención se encuentran en:
http://www.fiteqa.ccoo.es/asinter/SCasi/Turqu%EDa-Sindicalismodel%20S%20XXI.pdf

viernes, 2 de abril de 2010

Carta abierta al compañero Guy Ryder, Secretario General de la CSI

El pasado 16 de marzo 2010 tuve la oportunidad de participar en el seminario (“Conferencia Sindical Internacional”) organizado por las Confederaciones Sindicales españolas CC.OO., UGT y USO, en el que, junto con los Secretarios Generales de éstas, participaron entre otros los de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Guy Ryder, y de la Confederación Sindical de las Américas (CSA-CSI), Víctor Báez. Ello me permitió plantearle a Guy Ryder algunas de las cuestiones relativas al sindicalismo internacional que me preocupan en estos últimos tiempos, que algo tienen que ver con lo que es mi actividad sindical diaria, y en torno a las cuales pretendía conocer su autorizada opinión en el marco de un encuentro que considero permitía algo más que la repetición de los tópicos ya sabidos.

Guy Ryder me iba respondiendo indirectamente con las expresiones de su cara (no parecía coincidir demasiado con mis observaciones) mientras me escuchaba, creo con bastante atención, y solamente en relación con el tema General Motors formuló la concreta respuesta a la que más abajo me referiré.

Aunque supongo que estas notas no llegarán a conocimiento del compañero Guy Ryder, no desespero de ello y, al mismo tiempo, abro la posibilidad de que puedan contribuir, en el entorno de mis relaciones sindicales más próximas, personales y del blog, a progresar en la elaboración sindical de estos temas, los cuales, por otra parte, voy incorporando a mis reflexiones en los ámbitos y foros en los que intervengo como consecuencia de mis concretas responsabilidades sindicales.


Éstas fueron mis consideraciones:

Víctor Báez ha formulado, entiendo que muy acertadamente, la relación entre el “Estado de Bienestar” europeo y el desarrollo de los derechos del trabajo en el mundo. Podía entenderse en un primer momento como un llamamiento a la conciencia del sindicalismo europeo, a nuestra conciencia solidaria en defensa de los derechos básicos del trabajo, del “trabajo decente” en el mundo. Luego, en respuesta (éste sí) a mi intervención afirmó coincidir con este aspecto de la misma.

Entonces y ahora prefiero, en esta cuestión, apelar a la razón solidaria, a la solidaridad de la razón, a la solidaridad como interés consciente de los que la practican, más que a la conciencia, grande o pequeña, solidaria. Y así lo entiendo porque en mi consideración el punto de partida es la concepción del sindicato como organización de “intereses”, de la conciencia y defensa del interés colectivo a partir del interés individual.

Que no se trata de una cuestión teórica se desprende de lo que estamos viendo cada día: ante una crisis “global”, y así todos la entendemos y proclamamos, aparece el desarrollo de planteamientos corporativos de país, particularismos insolidarios, con expresión de intereses contradictorios entre colectivos de trabajadores, y, en algunos casos, con manifestaciones de xenofobia.

Así se expresó en mi opinión en la refinería de Lindsay, en el condado de North Linconlnshire de la Gran Bretaña, con el supuesto argumento del “dumping social”, claramente desmentido por el sindicalismo italiano.

O en la negociación de los proyectos futuros en General Motors, con la aventura intermedia de Opel-Magna, en la que hemos visto a los sindicatos del países europeos negociar separadamente, y en ocasiones contradictoriamente, con la matriz de la multinacional, lo que supuso un paso atrás de la anterior experiencia de la negociación de planes de reestructuración en Europa lideradas entonces, no ahora, por la Federación Sindical Europea del Metal. El amigo Guy Ryder me respondió aquí que él había participado en una reunión al efecto y que todo se había planteado muy bien.

Otro ejemplo de intereses contradicciones entre trabajadores de diversos países pueden ser las medidas “antidumping” que se toman frente a la importación de determinados productos importados. En Europa no es infrecuente que las Federaciones sindicales europeas apoyemos (a veces como decisión administrativa no discutida en los órganos de dirección) tales decisiones de la Unión Europea que, muchas veces, utilizan como argumento el posible “dumping social” por la supuesta violación de los derechos del trabajo en su producción. Puede ser, y muchas veces seguro que es, cierto. Pero lo que falta es una intervención sindical previa examinando el problema, particularmente con los representantes de los trabajadores a los que supuestamente defendemos con el antidumping a lo por ellos producido. Una intervención sindical previa que debería darse a partir de la iniciativa de las estructuras sindicales internacionales convocando a los sindicalismos de los países vendedor y comprador. No conozco ninguna iniciativa sindical de este tipo, aunque sí situaciones en las que podría, debería, haberse dado[1].

Y en relación con los dos “7 de octubre” de 2008 y 2009, es decir las jornadas de acción mundial por el trabajo decente (objetivo tan importante y tan decisivo para el futuro inmediato de todos, como acertadamente señalaba el compañero Víctor Báez), no comparto las valoraciones sólo positivas que conozco. Me preocupa, ante la importancia del tema, y ante la iniciativa de la CSI, lo poco que hemos hecho en ambas, pero más aún lo poco que hemos analizado lo poco que hemos hecho.

Otra cuestión: los proyectos de ponencia para el próximo Congreso de la CSI convocado en Vancouver el próximo mes de junio. En mi opinión no aparece ninguna respuesta a las preocupaciones que he apuntado. Y me preocupa más su ausencia que posibles divergencias al respecto. También los criterios sindicales expresados en tales proyectos de ponencia en relación con la Responsabilidad Social de las empresas, pues se parecen más a los primeros balbuceos sindicales al respecto, con miedos y denuncias de las perversas intenciones empresariales, sin recoger importantes, y en mi opinión positivas, experiencias, que ya las hay, de activa intervención sindical exigiendo el cumplimiento de los compromisos empresariales. Por todo ello, sería conveniente que se consideraran con atención las enmiendas que ha presentado nuestra Confederación de CC.OO. a dichas ponencias; y que se revisara la primera respuesta que nos habéis dado proponiendo diluir una moción sobre el “Salario Mínimo Vital” en otra sobre la Globalización.

Este próximo Congreso de la CSI, el segundo, significará seguramente una consolidación de esta organización que supone, por el sólo hecho de existir, un serio paso para crear el sindicato global que necesitamos. Pero creo que deberíamos asumir que no es aún lo que necesitamos. Tenemos estructuras sindicales supranacionales que constituyen activas “coordinadoras”. Pero no son aún órganos de dirección sindical. Y no lo son en parte porque desde los sindicalismos “nacionales” no les hemos delegado capacidad de decisión, poderes para adoptar decisiones que nos impliquen directamente. Necesitamos Organizaciones sindicales supranacionales con capacidad de dirección y, para ello, es necesario delegar competencias. Para tomar tal decisión necesitamos garantías suficientes para poder asumir la necesidad de esta delegación, lo que exige un nivel de confianza, nuevas formas de trabajo y de toma de decisiones, más democracia formal, más generosidad de las organizaciones fuertes. Más sensibilidad hacia los problemas de todos. Más capacidad para decidir desde la asunción de los intereses globales, no de los particulares. Para que les demos confianza y poder a las estructuras sindicales supranacionales, no basta que lo queramos y lo queráis, ¡os lo tenéis que ganar!

Y, para terminar, ¿Dónde y cómo se concreta, compañero Guy Ryder, en relación con todos estos temas, el “nuevo internacionalismo sindical”?


Un cordial abrazo,


Isidor Boix, sindicalista español


Como indiqué al comienzo de esta “carta abierta”, el compañero Guy Ryder solamente consideró necesario afirmar, sin más argumentos, que lo de General Motors se había hecho bien.

PD: Compañero Guy, si por casualidad esta carta llega a tus manos, vista u oído (no creo, pero con esto de la red y la globalización, nunca se sabe), me gustaría saber qué piensas de todas estas cosas, que algo tienen que ver con el sindicalismo, particularmente con el sindicalismo “global” (intuyo que también con lo del “nuevo internacionalismo sindical”, para así contribuir un poco a definirlo)

[1] Desde FITEQA-CC.OO. vamos a presentar mociones en este sentido en la próxima Asamblea General y el próximo Congreso de las Federaciones sindicales europeas de la química-energía-minería y del textil-confección-piel. Informaremos de su suerte.